De la sujeción de los cuerpos a la reafirmación del sujeto
Abstract
El cortometraje “El otro sueño americano” (2004) del mexicano Enrique Arroyo da cuenta de la increíble maraña subyacente a los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez; no da cuenta de ello aportando explicaciones o respuestas explícitas, sino desde las técnicas y los procedimientos de la ficción. No es un calco imperfecto de la realidad, sino una alegoría sin concesiones de la cruda realidad, en que se confunden modernidad y barbarie. La representación que propone de un hecho de sangre –un caso “banal” de feminicidio– trasciende el suceso, inscribe lo local en lo global, lo particular en lo general, lo individual en lo colectivo. Por eso aquel cortometraje, diez años después de su grabación, incluso ahora que la frecuencia de esos crímenes ha disminuido, sigue teniendo desgraciadamente lazos fuertes con la actualidad. El objetivo de este artículo es mostrar cómo la ficción cinematográfica se las ingenia para transformar un suceso particularmente atroz en una alegoría de las derivas –y quizás del porvenir– de nuestra sociedad globalizada, y cómo también, a la vez, invita a actuar a favor de una resistencia colectiva a la lógica de los intereses y del poder.